El huésped
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
En el vino que me bebo,
en el modo de mirar a mi hijo,
en algunos de mis gestos.
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
En algunas palabras que no digo,
en la manera en que mis codos se apoyan sobre mis rodillas,
en la forma de inclinar el cuerpo apenas hacia adelante.
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
Lo siento ir y venir de un lado a otro.
Cuando estoy sin hacer nada; mientras preparo la comida.
Cuando trabajo en mi estudio y oigo el repiqueteo de sus pies en la escalera.
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
En un descuido, ha tomado la casa por asalto,
se ha adueñado de todos los espacios
y se ha acomodado en cada uno de los rincones.
The Guest
For days my father’s absence has haunted me.
In the wine I drink,
in the way I look at my son,
in some of my gestures.
For days my father’s absence has haunted me.
In some words I don’t say,
in the way my elbows rest on my knees,
in the way I lean my body as I walk.
For days now my father’s absence
has haunted me. I feel him coming
and going, back and forth, as if
searching for something he cannot find.
When I do nothing,
while I prepare food.
When I work in my studio and hear
the sound of his feet on the stairs.
For days my father’s absence has haunted me.
In my carelessness, he has taken the house
by storm, made himself at home in every
corner, controlled every space.
There is no place where he is forgotten.
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Portarretratos
Voy hasta la mesita del living donde he puesto nuestro portarretratos.
Lo llevo conmigo hasta la cocina
y lo asiento sobre la mesada
mientras preparo el café de la mañana.
Unos ojitos de recién nacida,
-apenas entreabiertos y en los que ya no alcanzo a reconocerme-,
me miran desde él: ¿soy ella? ¿Lo fui alguna vez?
¿Dónde está ahora la niña de esos ojos?
(Ay, del tiempo y sus torpezas,
que nos atrapa en una fotografía y nos larga a vivir la vida sin indicaciones).
El la mira, pensando vaya a saber qué pensamientos.
Ella se va quedando dormida,
envuelta en ese olor a tabaco y taller,
al son de una voz ronca que dice palabras que no son de él.
Dos cosas quisiera esta tibia mañana de junio:
Que él pudiera torcer la mirada un instante
y reconocerme en la niña que en aquel tiempo fui.
Sumergirme una vez más en ese gigantesco brazo,
que por entonces le bastaba para cargar
a la mujer en la que me convertí.
Picture frame
I go to the living room table where
I put our picture frame.
I take it with me to the kitchen
and place it on the counter
while I prepare morning coffee.
Little newborn eyes– barely half-
open, where I can no longer
recognize myself– stare at me.
They watch from the frame:
Am I her? Was I ever her?
Where is the apple of his eye now?
He looks at her, thinking who knows
what thoughts. She drifts off to sleep,
enveloped in that smell of tobacco
and workshop, to the sound of a hoarse
voice saying words that are not his.
I wish two things this warm June morning:
that he could turn his gaze for an instant
and see me in the girl I was at that time.
submerge me again in those arms
that were enough then to carry
the woman I became.
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De las cosas inevitables
Y un día todos nos hicimos grandes.
Aislamos en un rincón oscuro y solitario
a ese niño que jugaba a las escondidas
y nada sabía de obligaciones o de fracasos.
Y un día todos nos hicimos grandes.
Nos acomodamos tras enormes escritorios.
Nos volvimos hombres serios y responsables
y apuramos el paso para no llegar tarde.
Y un día todos nos hicimos grandes.
Pero ese niño de risa fácil y asombro en la mirada,
todavía no ha logrado perdonarse
el habernos dejado a la deriva de este mundo tan desmesurado.
(El mundo es demasiada cosa para dejarlo en manos de los adultos).
Of Inevitable Things
And one day we all grew up.
We isolated in a dark, lonely corner
that child who played hide-and-seek
and knew nothing of obligations or failures.
And one day we all grew up.
We settled behind huge desks.
We became serious and responsible men
and we hurried our pace so as not to be late.
And one day we all grew up.
But that child with the easy smile
and amazement in his eyes
still hasn’t managed to forgive himself
for having left us adrift
in this overgrown world.
(The world is too much
to leave in the hands of adults).
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Los rostros de los que duermen
Hablemos de los rostros de los que duermen,
y digan ustedes si no son los rostros más honestos
que jamás hayan visto.
La mejor versión de nosotros mismos,
la más sincera, la más calma, la más brutal.
Los rostros de los que duermen
no fingen muecas:
no perciben a nadie mirando.
Pero siempre hay entre las sombras de la noche
un par de ojos negros que miran.
Que miran y callan.
The Faces Of Sleepers
Let’s talk about the faces of sleepers,
and you tell us if they are not the most
honest faces you have ever seen.
The best version of ourselves,
the most sincere, the calmest,
the most brutal.
The faces of sleepers
do not feign grimaces:
they perceive no one in the mirror.
But there is always among
the shadows of the night
a pair of black eyes that watch.
Watching and silent.
translated by Indran Amirthanayagam
Guillermina Delupi ( born in 1975) is a journalist, poet and writer. She lives in Córdoba (Argentina). She works in radio, television and newspapers. She also collaborates with various media in her country. Her stories and poems have been part of several compilations in anthologies in Argentina. In 2019, her first poetry recital received approval from the Deliberative Council of Córdoba for her contribution to culture. Blog: http://guillerminadelupi.blogspot.com/ Delupi is an Argentine poet and television journalist. She lives in Cordoba, Argentina. These are her first poems translated into English.